Día Internacional del Tatuaje

Históricamente, junto con otros signos como las estratificaciones, las prótesis y la manipulación de labios y orejas, han sido procesos rituales, formas de disciplina y control, de diferenciación de clases sociales y de organización sexo-genérica de los cuerpos.
Los tatuajes han tenido uso simbólico desde culturas antiguas en diferentes sociedades. Los usaban los grupos prehispánicos aztecas, mayas y amazónicos, los cuales acostumbraban también perforarse y hacerse incrustaciones; además, en oriente los maorís y otros grupos de las islas del Pacífico.
En la época moderna, ese paso entre Oriente y Occidente se da con los navegantes y los marineros, que empiezan a tatuarse y llevar esta moda hacia Estados Unidos.
Durante mucho tiempo se le marcó y dio un carácter negativo. Los tenían marineros o la gente que estaba en las cárceles. En la cultura occidental, durante algunas épocas, al solicitar un empleo o entrar a ciertas escuelas te pedían que no tuvieras tatuajes. Era motivo de rechazo aceptado por la mayor parte de la población, explicó Castillo Berthier.
A partir de 1950 esto ha cambiado y se ha venido resocializando, así que hoy tenemos un paso del estigma hacia la formalidad, consideró el especialista.
Hacia finales de la década de 1970 e inicios de los 80 hubo una movilización mundial fuerte de la Mara Salvatrucha, un grupo de jóvenes salvadoreños rapados, con tatuajes vistosos en cara y cuerpo. Se pintaban una leyenda que decía: “Dios mío, perdóname por mi vida loca”, y en los ojos pequeñas lágrimas que significaban el número de asesinatos que habían cometido. Tenían una construcción física de violencia, informalidad y delincuencia.
“A partir de que los mareros comenzaron a marcar su cuerpo, a exhibirse y mostrarse, vino una aceptación enorme entre las comunidades juveniles. Desde finales de los años 80 y principios de los 90 se volvieron muy populares.
Tenemos ese paso de la historia, de la parte ritual, a la parte popular en donde todo mundo lo puede hacer. Hoy los tatuajes ya no tienen tanta carga simbólica, son una moda. Se perdió el sentido simbólico y adquirió uno más directo de la personalidad y el gusto; generan nuevas formas de identidad, ya no está mal visto alguien con tatuajes.
Es una búsqueda de identidad; cualquier elemento que refuerce o impulse tu identidad será para ti bienvenido y una forma de decir aquí estoy, y así es como me quiero reflejar y como quiero que me vean, puntualizó.